—Preparen a los soldados y equípenlos con la mejor armadura. No creo que esta guerra vaya a terminar pronto. Envíen los papeles de la alianza a cada casa —ordenó Bolge.
—Sí, señor —un hombre mayor se levantó de su silla y salió de la habitación. Llevaba la armadura de un caballero y mostraba con orgullo un distintivo de dragón en su pecho.
Este hombre no era otro que el Segundo Capitán de Caballería de la Casa del Dragón, conocido por su lealtad inquebrantable y su dedicación firme a la causa.
—Iré a buscar mi armadura real. El resto de ustedes, también prepárense. Vamos a la batalla. Si alguien se opone a mi decisión, que hable ahora o luche por mí —declaró Bolge, su voz resonando con autoridad. Se levantó, emanando un aura amenazante que hizo estremecer a los presentes.
En un instante, un hombre con gafas intentó levantar la mano, pero Griffith, el teniente de confianza de Bolge, intervino rápidamente, agarrándole la mano para impedírselo.