La expresión de Shelly se tornó grave, su voz temblorosa con una mezcla de miedo y urgencia —Señora, esto no es un asunto personal. Se trata de un peligro de Rango S— reveló, el peso de sus palabras asentándose pesadamente sobre la habitación.
La molestia de Marinda se disipó, sus ojos se abrieron con sorpresa. Dejó de lado su trabajo, su atención completamente capturada —¿Un peligro de Rango S? ¿Comprendes siquiera la magnitud de tal clasificación? —preguntó, su voz teñida de incredulidad.
Shelly se acercó a Marinda, extendiendo la tableta —Señora, por favor, eche un vistazo —instó, su voz transmitiendo la gravedad de la situación.
El rostro de Marinda se fue tornando cada vez más sombrío a medida que leía el contenido de la tableta. Cuatro simples palabras escaparon de sus labios, cargadas de preocupación —¿Cuánto tiempo nos queda?
La voz de Shelly sostuvo un sentido de urgencia al responder —Aproximadamente 20 horas, Señora.