Anón volvió a su casa y entró.
Tan pronto como entró, dos traseros ondulantes lo recibieron. Los traseros estaban desnudos y expuestas dos coños, uno cubierto de pelos rubios brillantes y otro completamente afeitado.
Los labios del coño peludo eran gruesos y rojos, mientras que el coño afeitado parecía bonito y ajustado.
—Hola chicas... —dijo Anón mientras ponía el cuerpo inconsciente de Silk dentro y cerraba la puerta.
Después de cerrar la puerta, inmediatamente usó su dedo anular y medio para frotar ambos coños al mismo tiempo.
Anón sintió como los labios del coño se separaban y volvían a su posición original cada vez que frotaba en círculos.
—Ahhh, maestro~... —gimió Freya mientras el placer se hacía evidente en sus gemidos.
—Maestro, sí, juega con mi indigno coño y castígalo con tu santo pene. Por favor bendíceme con tu semilla, maestro —habló Gia mientras movía su trasero hacia atrás y restregaba su coño contra los dedos de Anón.