—¿Q-Qué está pasando? ¿Seraphina, puedes explicarlo? —preguntó.
—No lo sé. No puedo explicar nada de esto —respondió Seraphina, una ligera risa escapando de sus labios mientras observaba la escena que se desarrollaba en la pantalla.
Confusión grabada en los rostros de todos los que presenciaban el espectáculo. Era confuso y a la vez divertido.
Landon observó a Anon, recostado con confianza en el regazo de la Reina Sirena, comiendo con tranquilidad un pedazo de alga mientras otras Sirenas lo mimaban con caricias suaves y masajes.
—¿Qué diablos, Anon? ¿Qué estás haciendo? —preguntó Luna confundida, caminando hacia el peñasco rocoso.
—¿Hmm? Ah, Luna, ¿ya te despertaste? Toma, prueba esto. Está bueno —dijo Anon masticando el alga, mientras lanzaba un pedazo hacia Luna.
Lo atrapó en seguida, empezó a olerlo con curiosidad.
—Anon, necesito hablar contigo —habló Luna en tono autoritario, intercambiando algunas miradas significativas con él.