—Señoras y señores, como son testigos, Anon ahora lleva en sus brazos a su competidora Luna, corriendo sin titubear en su velocidad. Qué espectáculo tan cautivador —exclamó Seraphina, su voz resonando con asombro.
Sin embargo, una ola de desaprobación se extendió entre algunos de los nobles.
—¿Cómo puede un simple plebeyo poner sus manos sobre una chica noble de estatus de siete estrellas?
—¿Qué tipo de comentarista describiría esto como 'una vista encantadora'?
—¿Qué diablos les pasa a estos comentaristas?
Los estudiantes nobles comenzaron a expresar su descontento, criticando a los comentaristas uno por uno.
—Landon, como puedes ver, Anon se acerca al último obstáculo de nuestra Carrera Nocturna del Reino: el Mar Nacido de la Tormenta. ¿Podrías iluminarnos a todos y compartir tus reflexiones sobre cómo superará este desafío mientras lleva a Luna? —preguntó Seraphina, sus ojos fijos en Landon.