—¿Cómo llegó aquí tan rápido? —preguntaron alarmados.
—¡Debería haber algunos Ojos de Demonio vigilando ese lugar! ¿Por qué no estamos advertidos de esto? —la frustración era evidente en su voz.
—No es bueno... Necesitamos al menos seis Santos Demonios para manejar esta irregularidad... —murmuraron entre ellos.
Los Santos Demonios reaccionaron al ver la figura familiar y sintieron que la Esencia Sombría en los alrededores se hacía más densa.
No había duda de que se enfrentaban al Inmortal de Sombra. ¡Era el ser mismo que habían buscado evitar!
Sin embargo, ahora estaba de pie frente a ellos en toda su ominosa gloria.
Todos los Demonios lo miraban como si su presencia fuera como un vacío que tragaba luz, un silencio que gritaba en sus mentes.
El aire a su alrededor se distorsionaba, las sombras se doblegaban a su voluntad y sus ojos—eran como dos abismos que prometían el olvido—¡fijos en ellos!