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Priscilla jadeó y se tapó la boca con las dos manos. No esperaba ver una escena tan brutal en cuanto desplazó su atención.
¡El carnicero realmente puede saltar así! Ocurrió tan rápidamente que el oficial no pudo reaccionar a tiempo.
El pobre policía ni siquiera tuvo la oportunidad de gritar de dolor, ya que de inmediato murió por el peso de ese carnicero poseído.
Incluso podían ver las grietas en el suelo, desconcertados por cómo el carnicero se volvió tan pesado.
¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
Pronto siguieron los disparos.
Los otros policías no tenían tiempo de lamentar la muerte de su colega ya que tenían que asegurar su supervivencia primero.
Obviamente, saben que tienen que comprar todo el tiempo posible hasta que lleguen las unidades especiales para encargarse de esta situación.
—Vale, creo que deberíamos abandonar este lugar... —dijo Philip, ya que podía decir que la situación no les favorecía.
