Wolfe hizo una señal a Rail para que se desnudara y luego la vistió con un vestido rojo de manga corta que hacía juego con su camisa, y un par de sandalias color piel con tacón bajo.
—Qué indecente —Rail rió al ver los zapatos que se parecían tanto al color de sus pies.
—¿Debería cambiarlos? —preguntó Wolfe.
—Probablemente. La gente se hará una idea equivocada si no lo haces. Es cosa de súcubos —ella estuvo de acuerdo.
Wolfe cambió el color de los zapatos a negro, y Rail dio una pequeña vuelta.
—Sabes, los atuendos mágicos son tan divertidos. Sé que estoy toda cubierta como una monja, pero todavía siento que estoy desnuda en público —se rió.
El vestido en realidad tenía un escote pronunciado y la espalda de encaje, pero según los estándares de un súcubo era bastante sobrio, y la falda le llegaba a la rodilla.