El Capitán se acercó a Wolfe con una expresión muy seria en su rostro que él asumió era su inexperto intento de intimidarlo y establecer su autoridad.
Aunque sin duda estaba a cargo aquí, como la oficial de mayor rango, apenas pasaba de la mitad de sus veintes y tenía un rostro demasiado redondo y adorable como para que Wolfe tomara en serio su intento de parecer temible. La impresión que le causaba era más la de una profesora de escuela elemental estricta pero amable.
Eso no era necesariamente algo malo. Todos sabían respetar y seguir a sus profesores, pero dar miedo no era algo que ella pudiera ser jamás.
—Buenas noches, Capitán. Gracias por el respiro en nombre de la unidad. Las cosas comenzaban a verse un poco sombrías por un momento antes de su llegada —le dio la bienvenida.
—¿Podrías guardar esto para mí, por favor? —pidió ella, entregándole una ficha.