Poco después de que el Faraón No Muerto muriera, la situación en toda la Región de la Sabana cambió drásticamente.
Las fuerzas de no Muertos no se desmoronaron ni se convirtieron en polvo, pero algo en ellos cambió. Todos los No Muertos dentro del Desierto Sagrado parecían ralentizarse. Sus movimientos suaves a través de la arena del desierto se transformaron en pasos torpes. Sus poderosos ataques ya no existían. Fueron reemplazados por ataques debilitados que carecían de precisión.
—¡El poder marcial de los No Muertos se redujo a la mitad! —gritó Zeke, entrecerrando los ojos hasta convertirlos en pequeñas rendijas cuando sintió que la resistencia a las ilusiones del Ojo de Ilusión disminuyó drásticamente. Él intensificó su juego y expandió el alcance de sus Artes Heredadas para controlar más Serpientes Necrófagas Gigantes antes de hacer lo mismo con Titiritero. Al menos, estaba intentando hacer lo mismo.
