Michael estaba contento de que su hermano hubiera regresado, pero le resultaba confuso escuchar la voz de Danny en su cabeza todo el tiempo. Se sentía como si Danny se hubiera transformado en su voz de la razón y el rey de los chismosos.
La voz tranquilizadora pidiendo chismes hacía que Michael sintiera que tenía una segunda personalidad, diciéndole que se mantuviera tranquilo y se centrara en... chismear.
A Michael no le gustaba chismear, pero era un cambio agradable olvidarse de las preocupaciones por una vez. Estaba completamente fuera de su carácter, pero así era cómo la tensión acumulada se disipaba rápidamente.