Alicia era consciente de que Miguel había hecho algo para sacar a Frederik de su miseria. Sin embargo, no esperaba que Frederik se volviera mucho más fuerte en tan solo unos días.
Su hermano pequeño podría haber podido derrotar a Frederik bastante fácilmente, pero eso no significaba que Frederik fuera débil. Era todo lo contrario. Ser capaz de bloquear algunos de los ataques de Kaleb y alcanzar la velocidad máxima casi instantáneamente era increíble. Si Frederik mejoraba su dominio de Aeroan, no debería tener problema en lidiar con la mayoría de sus pares con facilidad.
—¿Solo estuvo con Miguel cuánto tiempo? ¿Diez días? —calculó Alicia, entrecerrando los ojos mientras su mirada se dirigía hacia Miguel.
Miguel y Kaleb estaban de pie en los bordes opuestos de la arena. Se enfrentaban y estaban a punto de chocar.