Un grupo de tres Tekur entraron en el campo de visión de Miguel. Pero el grupo no era como los otros Tekur que había visto antes.
Sus caparazones plateados estaban chamuscados y agrietados en varios puntos, y dos de ellos carecían de un brazo. Un Tekur había perdido sus mandíbulas y las alas que brotaban de su espalda estaban rotas y torcidas.
Era obvio que los Tekur habían estado luchando contra alguien, pero Miguel no podía ver a nadie alrededor que pudiera ser un enemigo para ellos.
—No parecen haber ganado. ¿Quizás huyeron? —Miguel predijo, entrecerrando los ojos. Analizando su condición, se preguntó si habían estado luchando contra Killian. Las heridas encajaban con el poder destructivo del Rasgotraza de Killian.
—Como sea.