Los pies de Michael estaban aún arraigados al suelo cuando la Emperatriz Elemental y Tiara llegaron hasta él.
—Maestro, recogí los Lagartos Superiores que mataste antes. ¡No te preocupes, no dejé ni un solo cadáver atrás! —exclamó Tiara, ocultando el hecho de que había estado ansiosa por competir contra Michael.
La decepción que sintió cuando Michael masacró los Lagartos Superiores con facilidad él solo mientras ella tuvo que unirse con la Emperatriz Elemental para cazarlos y así no sufrir ninguna lesión era evidente en su rostro. Era afortunado que Michael no estuviera allí para ver sus expresiones.
Tiara se calmó rápidamente, contenta de que Michael fuera lo suficientemente poderoso como para combatir enemigos fuertes sin sudar, pero descontenta por el hecho de sentirse inútil y no necesitada. ¿Realmente Michael la necesitaba si era tan débil?