Emergiendo sobre los demás, los faros de esperanza y guardianes de la justicia encarnaban la esencia de la nobleza y el poder.
Sus físicos eran testimonio de incontables batallas luchadas en nombre de la rectitud, mientras que sus pasos resonaban con determinación inquebrantable ya que su presencia demandaba atención y respeto en el campo de batalla.
Eso era precisamente lo que Michael sentía mientras observaba a los 13 Paladines acercándose a la Jungla Indomable. Estaba de pie en la rama más alta del árbol más grande en la frontera de las llanuras del Imperio Zentika, sus ojos brillando de un dorado resplandeciente.
Era mediodía el día después de que Tiara y su gente regresaron de su misión, y no pasaría mucho tiempo antes de que él se encontrara con los 13 Paladines.