Lincoln rugió en voz alta mientras Michael se levantaba del suelo.
Lincoln aún no había sufrido una lesión seria, pero algo en él parecía haber cambiado.
Michael recordó haber oído a Zeke gritar en voz alta, algo sobre —¡Detente, Lincoln!—, pero no estaba muy seguro de eso.
En este momento, la mente de Michael estaba hecha un lío. Su poder mental y su energía de origen se habían agotado hasta la última gota, y apenas podía mantenerse en pie.
Por otro lado, el cuerpo de Lincoln seguía expandiéndose. Ya medía cuatro metros de altura y parecía un pequeño Gigante de Piedra. La inercia que presionaba a Michael también aumentaba, tratando de forzarlo a ponerse de rodillas.
Sin embargo, Michael no quería rendirse. No podía rendirse después de haber llegado tan lejos.