El chico que regañaba a los trillizos medía casi dos metros de altura. Era musculoso y tenía el cabello castaño corto. Sus ojos también eran de color marrón y similares al tono de su piel bronceada.
Aunque tenía una apariencia por encima de la media, no era excepcionalmente guapo. Sin embargo, la razón por la que muchas personas le prestaban más atención era su actitud confiada y su ropa.
Vestía ropa cara que tenía un distintivo único grabado en ella. El distintivo representaba un gran puño de piedra que se estrellaba contra el suelo, rompiéndolo en pedazos.
La atención de Michael se centró en el distintivo, pues estaba tejido con un rastro de energía del origen.
«Estos dos parecen venir de familias más grandes», pensó Michael mientras su atención se desplazaba hacia el otro chico, que asentía cuando el estudiante de cabello castaño y alto decía que podría terminar con el estudiante controlador de sangre de un solo golpe.