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Michael no tenía muchas esperanzas cuando comenzó su conversación con Lilica, pero resultó ser bastante interesante. La disfrutó a fondo y no tuvo ningún arrepentimiento al partir. La información que obtuvo hoy era todo lo que necesitaba para analizar la importancia de Xiltra, el Imperio Zentika y el Templo de los Olvidados. La posición de su territorio era peligrosa, pero no era como si eso fuera una novedad.
Michael recogió a Icarus después de pagar la tarifa del puesto de montura, y dejaron la ciudad juntos mientras el sol de la tarde descendía lentamente. No sería la última vez que visitaría Xiltra, Michael estaba seguro de ello. Se subió a la espalda de Icarus y ascendieron en el aire.
—Puedes hacerlo, amigo. No te preocupes, estoy aquí para ti —dijo Michael asegurándole mientras acariciaba a Icarus.