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—¿Es cierto que no tienes un patrocinador y que toda tu fuerza proviene de tu gran suerte? —el hombre delgado preguntó con una leve sonrisa en sus labios.
Las cejas de Michael se fruncieron profundamente, pero no respondió. ¿Qué trataba de hacer ese tipo?
Ya estaba un poco confundido y asombrado de ver a dos idiotas conocidos de pie al otro lado de la arena, pero su aparición no le irritaba tanto como las palabras del joven. La forma en que hablaba le provocaba ganas de abofetear al hombre delgado.
—Algunos incluso dijeron que simplemente tuviste suerte con la Invocación que obtuviste de tu Pergamino de Invocación de la Fortuna. ¡Dicen que no tienes habilidad y que la Voluntad del Expanso de Origen te cuida! —el hombre delgado agregó, aún sonriendo levemente.
—¿Quién diablos eres? —Michael gruñó molesto.
Quería descansar hasta que comenzara su próxima batalla y no escuchar a un idiota divagar una y otra vez sin saber nada.