—¿Quién es ese?
Mirando cómo su equipamiento casi asegurado era superado en la puja, los miembros del pequeño gremio Élfico miraron furiosos.
A su izquierda, el que acaba de ofrecer 85,000 monedas de oro era de un gremio Humano.
El líder del gremio Humano resopló:
—En una subasta, es la supervivencia del más rico. Si ustedes jugadores elfos no pueden poner el dinero donde ponen su boca, dejen de hacer ruido.
Sus palabras hicieron que todos los jugadores elfos presentes lo miraran enojados.
—85,000 monedas de oro, ¿hay alguna oferta mayor?
En el escenario, la ligera risa de Isabella se filtró a través del ambiente tenso.
Después de todo, escenas así eran comunes en la subasta.
Los jugadores naturalmente chocaban por el equipamiento que deseaban.
Mientras no llegaran a los golpes físicos, estas pequeñas disputas solo servían para intensificar la atmósfera de la subasta.