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—¡Esto... Esto no puede ser posible!
La Serpiente Abismal Yggdrasil estaba completamente perpleja en este momento.
Su capacidad cognitiva limitada era simplemente insuficiente para razonar la causa de la escena ante sí.
Esa era la Llama de Sombra, una flama del abismo más profundo, capaz de incinerar almas.
¿Por qué no podía infligir ni el mínimo daño al humano que estaba frente a ella?
—Oh, ¿te preguntas por qué estoy completamente ileso? —John curvó las comisuras de su boca, esbozando una sonrisa teñida de burla.
Por primera vez, Yggdrasil mostró una mirada de profunda preocupación.
Las tres cabezas de serpiente se miraron entre sí, y la del medio preguntó tentativamente,
—¿Quién diablos eres? ¿Cómo puedes ignorar el daño de la Llama de Sombra? —John inclinó su cabeza, bromeando—. ¿Por qué no intentas adivinar?
Ese comentario dejó a Yggdrasil en un silencio atónito.
La actitud casual de John enfureció a Yggdrasil.