Si Lune no lograba resistir, para cuando Henry regresara del templo del Dios Ascendente, podría encontrar a Lune reducido a no más que una pulpa bajo estas deidades.
Sin embargo, lejos de temblar de miedo, Lune miró a las dos deidades con total indiferencia.
Alzó su dedo medio.
—Dos pedazos de basura.
La figura ancestral de la Familia de Monjes miró a Henry y Lune con un semblante frío y habló:
—Dime, ¿cómo lograsteis extraer mi poder de fe de la estatua del Dios Ascendente?
Con una leve sonrisa, Henry respondió:
—Tu poder de fe ha sido absorbido por mí.