El Duque Arsena, enfrentado a una amenaza significativa, se mantuvo tranquilo.
Como señor de la Ciudad de la Tormenta, entendía que tenía que hacer todo lo que estaba en su poder.
—Me dirigiré de inmediato a las murallas de la ciudad para repeler el asalto de los demonios. Si encuentras esta situación demasiado peligrosa, siéntete libre de retirarte. Ya has proporcionado una ayuda considerable. Pedirte que permanezcas en la Ciudad de la Tormenta y luches con todas tus fuerzas sería demasiado. Has completado tu misión y puedes regresar a la capital del Imperio.
El Duque Arsena no esperaba que Natasha se quedara y defendiera la Ciudad de la Tormenta con él, viendo las circunstancias apremiantes.
Para él estaba claro que no tenían ninguna posibilidad contra el embate de un Diablo solo con ellos dos.
En tal situación, el Duque Arsena solo podía sugerir que Natasha se fuera primero, dado su estatus de general de la guardia enviado por el Imperio del Misterio Norteño.
