Después de eliminar a los aprendices de magos en la Gran Biblioteca, el Protector del Misterio decidió sellar completamente la biblioteca, creyendo que esto obstaculizaría la batalla venidera.
Los pergaminos y libros de hechizos dentro de la Gran Biblioteca podrían fortalecer significativamente las defensas de la Ciudad de la Tormenta.
Al partir de los sagrados confines de la Gran Biblioteca, los guardias estacionados en su gran entrada le brindaron un saludo respetuoso, ajenos a la alianza clandestina que había forjado con la Facción Oscura.
A sus ojos, seguía siendo una figura formidable, estimado como un firme aliado de la Facción del Orden y considerado un baluarte crucial en la defensa de la Ciudad de la Tormenta.
Sus saludos reflejaban un respeto y confianza duraderos, nacidos de sus históricas contribuciones y valor, completamente inconscientes del giro dúplice que habían tomado sus lealtades.
