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Después, Howard no se apresuró a irse, pues una expansión territorial tan drástica estaba destinada a impactar en la nueva base colonial, llevando inevitablemente a un aumento de la actividad rebelde a corto plazo.
Consecuentemente, Howard permaneció dos meses adicionales, sofocando tres facciones rebeldes antes de finalmente regresar a la capital imperial.
Al entrar en la ciudad, la encontró en un ambiente festivo.
Resultó que era el Festival del Hielo y la Nieve, marcando la llegada de otro invierno.
Howard distribuyó generosamente caridad, dando 20 monedas de plata a cada hogar en la capital.
Aunque la cantidad por persona no era sustancial, se diferenciaba de los subsidios temporales proporcionados durante las campañas de reclutamiento.