Para John, ya fuese enfrentando al Santo Enigmático o a sus sirvientes, no había vuelta atrás. El Mar Azul estaba ahora completamente controlado por el poder profundo.
Aunque John pudiera escapar ileso con su formidable fuerza, no podía rescatar al Mar Azul simultáneamente.
Con Adán ya bajo la influencia del poder profundo, y el Mar Azul potencialmente perdiendo el control, John se quedaba sin aliados confiables.
Aunque John estaba acostumbrado a luchar solo, la situación a la que ahora se enfrentaba era completamente diferente a cualquier cosa que hubiera encontrado antes.
El poder mostrado por el Santo Enigmático superaba con creces al de cualquier Diablo al que se había enfrentado anteriormente.