John hablaba con un tono tan casual como si estuviera charlando con viejos amigos, pero sus palabras enviaron un escalofrío tanto a Mar Azul como a Adán.
—¿Qué quieres decir con eso, Hermano Fengyun? —preguntó Adán, con un atisbo de intriga en su voz.
John levantó la cabeza, una sonrisa traviesa visible bajo su máscara de Asura. —Para ser honesto, la Llave del Santo no tiene ningún uso para Kingserp, un jugador de la facción de Malvado Caótico. Es un desperdicio en sus manos. Mejor sería que le diéramos un buen uso, ¿no te parece?
Finalmente se dieron cuenta: John tenía la intención de arrebatarle la Llave del Santo a Kingserp.
De acuerdo con la configuración del juego, las dos facciones habían sido enemigos mortales durante milenios, careciendo de una ruta directa de paso entre ellas.