Un juego de Lágrimas de Plata, comenzando en 20,000 monedas de oro, se disparó asombrosamente a un valor de 140,000 monedas de oro, ofertado ferozmente por los líderes de los gremios de dos de los diez gremios élite más importantes del mundo.
Y parecía que el precio seguiría aumentando.
La multitud de jugadores presentes quedaron atónitos ante este espectáculo.
En ese momento, la expresión de Rey Serpiente se volvió cada vez más sombría, su voz ronca mientras preguntaba:
—Adán, líder del gremio, ¿en qué ha ofendido mi Gremio del Alba para merecer este implacable acoso?
Adán soltó una burla, su cara exudaba dominio mientras respondía:
—¿Acoso? Te sobreestimas a ti mismo. ¿Desde cuándo necesito, yo Adán, considerar esas trivialidades? Simplemente me resultas desagradable a la vista, nada más. ¡Si no estás de acuerdo, supera mi oferta!
Rey Serpiente guardó silencio.