Dentro de la Arena de la Muerte, el anfitrión se situaba en una plataforma elevada, pronunciando un discurso ardiente y apasionado.
Su voz parecía encantada, influenciando sin esfuerzo las emociones del público allá abajo.
A medida que sus palabras llegaban a su final, el fervor consumía toda la arena.
El público estaba en un estado de frenesí.
Algunos incluso se despojaron de sus camisas, revelando músculos esculpidos.
La arena era un testimonio de la estética brutal y cruda de la violencia; todo aquí resonaba con una salvajismo primitivo.
En el ámbito deportivo, el combate uno a uno, como un evento atlético único, es el más emocionante de los combates.
El anfitrión golpeó su micrófono mientras una jaula masiva emergía del centro de la arena. Con un torrente de emoción, exclamó:
—¡Démosle la bienvenida al guerrero de la Tribu de Orcos, Moka, para enfrentarse a nuestro desafiante novato, [Vientotormenta]!