John se detuvo en un nicho sombrío, sosteniendo a la pequeña Mia cerca en sus brazos, con la pareja Taylor justo a su lado.
Él evaluó la situación con calma, dándose cuenta de que los terroristas probablemente habían sellado todas las salidas, atrapando a los asistentes.
Su objetivo estaba claro: el concierto.
Con una preparación tan meticulosa y armamento amplio, ¿cómo podrían dejar que alguien escapase fácilmente?
Tal como había temido, los disparos comenzaron a resonar por todo el recinto.
Algunos que intentaban huir eran abatidos en el acto, mientras que las fuerzas de seguridad que rodeaban la zona eran eliminadas una a una por los terroristas.
—¡No intenten huir! Ustedes, manchados con el pecado original de la avaricia, están destinados hoy a recibir la gran llegada del Señor del Abismo con sus vidas y sangre! —exclamó el líder de los terroristas desde el escenario.