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Tras la completa retirada de los miembros del Gremio de los Lobos, aquellos del Gremio de la Marea finalmente sintieron cómo se aligeraba el peso sobre sus pechos.
Sin embargo, al voltear para contemplar su base devastada por la guerra, sus corazones se hundieron y sus rostros se tornaron desconsolados.
A pesar de su dura victoria en la Batalla de Gremios, las pérdidas devastadoras los dejaron profundamente desanimados.
En tiempos de desaliento, correspondía a Réquiem, el líder del gremio, dar un paso al frente.
John se hizo a un lado de manera natural, optando por observar en lugar de intervenir.
Estaba ansioso por evaluar las capacidades de liderazgo de Réquiem.
Para satisfacción de John, Réquiem no vaciló. Se compuso rápidamente y comenzó a coordinar metódicamente las tareas de reconstrucción de la base.
Sus directivas, pronunciadas con claridad, se difundieron rápidamente entre los distintos escuadrones del Gremio de la Marea.