Al escuchar las palabras de Saphir, Niel detuvo inmediatamente su trabajo y se levantó de su silla. Aunque no era alto, su corpulento físico exudaba una innegable aura de fortaleza.
—Saphir —comenzó con seriedad—, me disculpo por no haberte informado de inmediato. No fue mi intención mantenerte en la oscuridad; necesitaba validar la autenticidad de la información. No quería preocuparte con pistas que podrían resultar falsas.
La mirada de Niel penetraba profundamente en los ojos de Saphir, una sinceridad inconfundible en su expresión. —Entiendo tu furia hacia 54, pero debemos permanecer tranquilos y racionales. Las acciones impulsivas alimentadas por la ira nos desviarán del camino.
Las palabras de Niel estaban llenas de reflexión filosófica, evocando a un anciano que imparte sabiduría a un joven apasionado.
Saphir soltó un resoplido desdeñoso, claramente insatisfecho con la justificación de Niel.
Su ira aún ardía, aunque suprimida a la fuerza en lo profundo de su ser.
