Los espectadores se quedaron con la boca abierta, observando la escena que se desarrollaba ante ellos.
Los pedazos dispersos del cuerpo de Ghana, moviéndose extrañamente como si cada uno poseyera una vida separada, comenzaron a converger hacia el centro, desapareciendo finalmente en la oscuridad absoluta.
Un vórtice negro se materializó de la nada, pulsando con un torrente abrumador de energía oscura.
John, empuñando el Palacio Divino en mano, tenía los ojos ardiendo con intensidad.
Siempre había sabido que Ghana no sería tan fácilmente derrotado.
Siendo un verdadero Diablo, una de las deidades más poderosas del mundo, la resistencia de su fuerza vital era, naturalmente, inigualable.
Después de todo, un camello hambriento sigue siendo más grande que un caballo, incluso cuando está gravemente herido...
Desde el centro del vórtice negro, un brazo, su piel oscura y salpicada de pequeños brillos rojos, se disparó de repente.