Hills sonrió cálidamente a Adán, como si le acariciara una suave brisa —Tu aura parece tener el mismo origen que la mía. ¿También perteneces a la Iglesia de la Luz Santa?
Adán respondió con una sonrisa contenida —En efecto, mi clase es Paladín.
Hills soltó una carcajada —Esta esencia familiar... podría ser ¿que eres algo más que un simple Paladín? No importa, cualquiera de mi Iglesia de la Luz Santa es un hermano para mí.
John levantó sutilmente una ceja —No es de extrañar que Hills tuviera tanto prestigio dentro de la Iglesia de la Luz Santa. Su elección de palabras era impecable, atrayendo naturalmente a la gente hacia él.
Con la presentación de Hills completa, el foco de atención se desplazó hacia el misterioso hombre envuelto en togas oscuras —Dracocolmillo, Jefe de los Guardias Reales. ¡Mi clase es Asesino, Nivel 350!
La voz del hombre era ronca, como si rozara contra metal. No estaba claro si la aspereza se debía a una lesión o era inherente