—¿Sienten que Ciudad de la Tormenta parece diferente a antes? —La voz de Adán, teñida de confusión, interrumpió sus pensamientos.
—Los elementos básicos de viento y trueno en Ciudad de la Tormenta se están disipando lentamente. Si esto continúa, en solo unos días, este lugar se volverá indistinguible de cualquier otra ciudad —Todo quedó claro por qué todos en Ciudad de la Tormenta llevaban expresiones de profunda preocupación.
—¿Podrían estos extraños cambios estar relacionados con el objeto que falta en la Mansión del Señor de la Ciudad? —murmuró de repente Mar Azul, como si le hubiera asaltado un pensamiento.
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Adán parecía tener la misma corazonada. Ambos dirigieron sus miradas hacia John.
Pues el Hijo de la Tormenta, que había desaparecido de la Mansión del Señor de la Ciudad, ahora estaba tranquilamente anidado en la mochila de John.
Con una sonrisa sutil, John habló —Vamos, entremos en la ciudad.