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Más allá de una serie de colinas escasamente vegetadas, se podía oír a lo lejos el leve sonido del fluir del agua.
John y sus compañeros levantaron la vista para ver una solitaria montaña emergiendo silenciosamente frente a ellos.
El murmullo apenas audible del agua parecía emanar de esa misma cumbre.
Adán y Mar Azul sintieron un estremecimiento de emoción.
En su viaje, habían consultado específicamente el mapa del Continente Dios Asesino, adquirido de Rata Ladrona de Tesoros, para precisar la ubicación de la Cueva de los Mil Arroyos, que se situaba cerca de una montaña.
Después de su larga caminata, finalmente estaban acercándose a su destino.
A medida que avanzaban, el sonido del fluir del agua se volvía más pronunciado.
Adán, mirando la solitaria montaña oscura, comentó curioso —Es extraño. Típicamente, las cimas de las montañas se extienden desde cadenas montañosas más grandes, extendiéndose sin fin. ¿Por qué hay una montaña tan aislada aquí?