—Al parecer sintiendo que algo no andaba bien —preguntó Emma con cautela—, Johnny, ¿hay algo mal?
—Chica tonta, no me digas que le has contado a tus compañeros de equipo que tienes el ultra-raro bastón, Canto de Guerra de Woodmist —rió John con amargura.
Emma instantáneamente comprendió por qué John había guardado silencio.
—No te preocupes, Johnny, no soy tan tonta —respondió ella con una dulce sonrisa, su voz tan agradable como una campana plateada—. Ese equipamiento fue un regalo tuyo, el obsequio más precioso que he recibido. ¿Cómo podría compartirlo con otros?
Solo entonces John se relajó, parece que había estado pensando demasiado.
Mientras que Emma puede ser ingenua, está lejos de ser tonta. Sin duda entiende el valor del Canto de Guerra de Woodmist.
—Bien, trabaja duro... Tengo que hacer un viaje al Mar de Nubes. Mantente a salvo y contáctame inmediatamente si pasa algo —le dijo John.
Emma asintió obedientemente en respuesta.