Después de que John se marchara, la pradera volvió a su tranquilidad original.
Quizás solo el viento susurrante y las bestias de bajo nivel alarmadas en la distancia sabían lo que había ocurrido aquí.
Pasó un rato antes de que la tranquilidad recién retornada a la llanura se viera perturbada otra vez.
Olas silenciosas surgieron en el espacio calmo mientras dos sombras se materializaban de repente.
Agacharon sus cabezas, buscando alrededor, pero no encontraron información útil.
—Las placas espirituales de identidad muestran que esta es la última ubicación conocida de 88 y 91. No hay error —dijo una sombra, con una voz bastante oscura y desagradable.
—Pero no hay señales de una batalla aquí. ¿Cayeron accidentalmente en un reino secreto? —otra sombra intervino.
—Eso es imposible. Si hay un reino secreto aquí, su entrada sería muy obvia. No detectamos ninguna fluctuación espacial mientras buscábamos —argumentó la primera sombra.
