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Incluso cuando John había regresado al grupo, todos seguían estupefactos.
Todos estaban mirando a John sin poder creerlo, olvidando incluso hablar.
Al ver sus expresiones, John no pudo evitar encontrarlo divertido —¿Por qué están todos ahí parados atónitos? El monstruo se ha ido. Deberían salir ya del modo de combate.
Todos salieron de su aturdimiento.
Se desactivaron apresuradamente del modo de combate.
El escudo del luchador pesado volvió a su tamaño normal...
El mago guardó su bastón y se tomó una poción...
El resto comenzó a usar suministros para recuperarse...
Adán se acercó a John, sonriendo con ironía —Perdona la vergüenza, Vientogalante. No esperábamos que tuviéramos que depender de ti para limpiar nuestro desorden al final.