Al oír las calmadas palabras de John, todos levantaron la cabeza en un aturdimiento.
Luego de un momento de silencio estupefacto, volvieron en sí, seguido por vítores de alegría.
Finalmente habían llegado.
Todos habían estado alerta durante toda la travesía, bajo constante tensión debido a las peligrosas miradas de esas criaturas nivel jefe.
Fue un tormento.
John miró hacia atrás y se sorprendió al ver el agotamiento reflejado en el rostro de todos.
—¿Por qué lucen todos tan cansados? No nos involucramos en combate en el camino, ¿verdad?
Adán se adelantó y rió amargamente, —Me temo que nos ves en nuestro peor momento, Vientogalante. La cuestión es que nunca hemos estado en un viaje tan ininterrumpido antes. Suma a eso las inquietantes miradas de esos jefes, y nadie se atrevió a relajarse. Un período prolongado de alta tensión nos va a agotar.
John asintió comprensivamente.
Para él, este viaje no era más que un paseo relajante.