El general esperaba en su mente ser rescatado pronto. La razón por la cual tenía aunque sea un atisbo de esperanza era que el Rey de Fuego había pedido refuerzos hace un tiempo.
La persona a la que había llamado era el Rey del Viento. Obviamente, los Elementales no permitirían que alguien de tan alta estatura fuera solo. Definitivamente habría Caballeros del Aura del 8vo Círculo acompañándolo cuando se enteraran de que el Dios de Sangre estaba allí.
Sin embargo, la inminente llegada del Ejército del Santuario de Sangre no le facilitaba las cosas. Tenía suerte en que el ejército estaba lejos de donde intentaba huir. Pero eso haría que el Portador de Muerte se concentrara en su lado, lo que era peor para él.
Como esperaba, Dmitri centró su atención en el otro lado cuando vio llegar al ejército. Levantó la mirada nuevamente hacia el inmóvil Dios de Sangre y negó con la cabeza. Parecía no estar en lo más mínimo preocupado por su condición.