—Sí. Responderé —dijo ella.
Él tomó una profunda respiración.
—Leo, Madison y yo, todos somos plebeyos. ¿Hablas con nosotros porque somos inversiones valiosas o porque somos tus amigos? —preguntó él.
Lyra tomó un respiro tembloroso. —Ni siquiera voy a preguntar por qué surge una pregunta tan sospechosa. Para mí, todos ustedes son buenos amigos. No pensé que haría amigos como ustedes al venir aquí, pero no me arrepiento —dijo.
—Bien. Te diré lo que pienso sobre tu disculpa entonces. La razón por la que me enojé no fue lo que dijiste. Es lo que significas. Eres una noble y ellos no son la mejor clase de personas —dijo él.
Lyra asintió. —Lo sé. Pero no todos los nobles son así. Eldridge es una de las mejores ciudades para los plebeyos por eso. Tratamos muy bien a los plebeyos.
Marcos soltó una risa. —Eso no me ayuda. Hay muchos nobles y eso me hace sospechoso. Y yo... nunca podré confiar en las palabras de un noble —su risa se apagó mientras lo decía en un tono de arrepentimiento.
