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—Vale, voy a salir a comprobar cómo está la situación afuera y luego volveré —dijo Leo. Ella asintió.
Él salió y comenzó a darle vueltas a la cabeza. Había estado evitándola lo que podría haber hecho que ella se distanciara de él, pero eso no explicaba por qué estaba tan poco receptiva con él. Normalmente ella era muy alegre, pero hoy parecía estar muy melancólica.
Fue a la posada como solía hacer y comprobó la situación. Cuando llegó, la posada estaba casi desierta. No había nadie. Entró y vio a Miller limpiando la posada como si estuviera cerrando. Miller lo vio y sonrió.
—Hola Leo, ¿te enteraste? La ciudad está ahora en confinamiento. Estamos preparándonos para la Ola de Bestias —dijo Miller.
Leo suspiró. Lo había esperado, pero ahora lo que Miller decía lo confirmaba.
—Solo quería saber. Gracias, Miller —dijo Leo. Se dio la vuelta.