Lucio miró a Leo con sus ojos de depredador. Esperaba que comenzara la lucha para poder cazarlo como un león a un conejo. Sin embargo, se encontró con los fríos ojos de Leo que no parecían molestarse ni un poco por esta pelea.
Cuando se encontró con la mirada de Leo y no vio ni una pizca de miedo, se puso más agitado. Para él, esto significaba confianza en que tenía una oportunidad. Y eso estaba diciendo que era débil.
—Prepárate para la paliza de tu vida, chico —dijo Lucio.
Leo ignoró sus palabras y miró al Director.
—Empiecen —dijo el Director.
Lucio sacó su espada de su anillo dimensional y la cubrió con un aura gélida que hizo que el aire a su alrededor se moviera más lento. El frío de la espada se podía sentir por Leo, que estaba a 5 metros de distancia. Aunque a él no le molestaba. Simplemente esperaba que su oponente hiciera el primer movimiento.
Cuando vio que Leo no se movía en absoluto, Lucio cargó hacia adelante con una sonrisa.