—¿Te gusta la vista? —preguntó ella—. Solía ser mi lugar favorito cuando era niña.
Él asintió con una sonrisa y volvió su atención a la impresionante vista ante ellos.
—Cuéntame sobre tu familia —dijo ella—. ¿Tienes hermanos?
Su expresión se ensombreció. —Fui desterrado de mi familia —respondió—. No tengo hermanos, al menos no ya.
Ella se mostró sorprendida. —¿Qué pasó? —preguntó.
—En la familia Guardia de Ceniza, cuando los niños cumplen 13 años, nuestro padre trae una bestia salvaje para que luchemos con ella. Pero en mi caso, perdí y resulté gravemente herido —mientras hablaba, recogió un puñado de guijarros y comenzó a lanzarlos a lo lejos—. Meses más tarde, caí en un profundo sueño, y cuando desperté, había sufrido una transformación completa en el ser que soy ahora.
Teuila sintió una punzada de simpatía por él y decidió cambiar de tema. —Tus hermanos, ¿te llevas bien con ellos? Y ¿cómo te trataba tu madre?