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La chica de cabello negro lo miraba con los ojos entrecerrados mientras los presentaba a los dos. —Soy Xante —dijo, señalando a la chica rubia—, y ella es Talía.
Él les sonrió cálidamente, gesticulando hacia el sofá antes de tomar asiento él mismo. Archer los observaba, notando que sus expresiones eran una mezcla de preocupación y felicidad.
Mientras intercambiaban una mirada curiosa entre ellas, Xante asintió y ambas se sentaron. Archer amablemente les lanzó algo de pan dulce.
Sus expresiones hambrientas y la forma en que picoteaban la comida le recordaban a dos pequeños ratones, lo que le hizo sonreír.
En ese momento, notó que su ropa era vieja y olía mal. Sin dudarlo, llamó:
—¿Hay algún duende por aquí?
En solo un momento, se escuchó un pequeño poof y apareció Canela. —Hola, Maestro Arquero. ¿Cómo puedo ayudarlo?
Su sonrisa se amplió al mirar al adorable duende. —Hola, Canela. ¿Podrías conseguir algo de ropa para las chicas, por favor?