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—Porque estoy sin palabras, y estoy hipnotizado —dijo él.
—Necesito que estés conmigo para siempre —suspiró ella.
—Uno, tú eres el único para mí.
—Cada vez que miras dentro de mis ojos.
—Eres el café de mis mañanas... —musitó con ternura.
Jia suspiró decepcionada al salir del estudio.
—No puedo creer que todavía no ganaron en un programa de música —dijo, sintiéndose triste porque los chicos aún no habían recibido un premio por este regreso.
—Lo sé —suspiró Bora—. Pero la semana pasada, los digitales de MATCHSTIX definitivamente fueron mejores. Sin embargo, no me preocuparía demasiado.
—¿Por qué? —preguntó Jia.
—Solo cierra los ojos por un segundo y escucha atentamente —instruyó Bora.
Jia chasqueó la lengua y cerró los ojos tal como Bora había dicho. Luego, sus cejas se elevaron en sorpresa cuando oyó la melodía familiar siendo cantada por varias personas.
Jia abrió los ojos y encontró a Bora sonriendo con los brazos cruzados frente a su pecho.