La vida temprana de Nigel siguió una trayectoria poco común. Nacido y criado en Londres hasta los diez años, lo pasó mal cuando sus padres se divorciaron. Este divorcio llevó a Nigel a trasladarse a Miami con su madre, sumergiéndolo en un nuevo entorno que le costaba aceptar. Adaptarse a este cambio repentino resultó desafiante para él.
A pesar de los malos momentos, Nigel mostró un talento para el fútbol, demostrando una habilidad considerable en el deporte. Sin embargo, su dificultad para aclimatarse a su nuevo entorno también se extendió a sus relaciones con sus compañeros de equipo. A pesar de sus habilidades en el campo, Nigel encontró desafiante forjar conexiones fuertes con sus compañeros. Su talento para el fútbol le permitió destacarse, pero su lucha por vincularse con sus compañeros de equipo permaneció como una parte constante de su experiencia.