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Su rostro estaba pálido de desesperación, pues al fin y al cabo, era sólo una chica de diecisiete años, empujada al papel de jefa de la aldea sin tener ni idea de qué hacer.
—¿Luchar hasta el amargo final o rendirse? —¿Podría siquiera garantizar la seguridad de los aldeanos si se rendían? —No podía asegurar nada, solo más humillación les esperaba.
—¡Aburrido! —Geoff declaró con desdén—. Parece que esta es toda la fuerza que poseen. Completamente poco interesante.
—Viendo que la oposición ya no tenía guerreros formidables, Geoff se dio la vuelta y regresó al lado de Jonas. Jonas, rebosante de satisfacción, le dio una palmada en el hombro. —¡Jajaja, bien hecho, Geoff! —exclamó.
—Complacido con la actuación de Geoff en la batalla, luego hizo una señal alta y clara a los guerreros de la Tribu Guepardo—. ¡Avancen y aníquilenlos por completo!