La fortaleza de Nebulón limitaba con el dominio Lucendi. Eso era un hecho irrefutable.
Entonces era completamente lógico que cualquier espía que infiltrara la fortaleza de Nebulón proviniera de los Lucendi. De hecho, cualquier problema o amenaza debería surgir solo de los Lucendi.
Sin embargo, esa percepción acababa de quebrarse.
¿Los Dimensari, una raza que ni siquiera estaba cerca del dominio humano en primer lugar, habían infiltrado sus fronteras?
Era difícil de creer, y si no fuera por la vista inconfundible de sus cuerpos frente a ellos, lo habrían descartado como una mentira.
La mirada de Magnus, Octavio y Zephyrion se estrechó al unísono.
Para los dos primeros, acababan de darse cuenta de que la situación era más grave de lo que habían pensado. No eran solo los Vampyros sino también los Dimensari.
—¿Han formado una alianza? —preguntó Octavio.
